
THE NARIÑO CHALLENGE 2024 – El Trillado Iceberg
Jun 27, 2024
18 min read
27
859
11

Más que atleta, me considero un aficionado del deporte y, como tal, disfruto mucho leyendo los relatos de otros y aprendiendo de sus experiencias. Hoy dejo mi primer registro de este tipo porque tenía planeado desde que leí por primera vez el blog de mi entrenador y principal referente – Andrés Castillo – qué eso haría cuando cumpliera uno de mis grandes objetivos. Gracias a él por inspirar esto y mucho más, y guiarme a cada paso en mi formación como triatleta desde que comenzamos a trabajar juntos hace casi 18 meses. Más que nada, el objetivo de este recuento es reírme después de los detalles que se olvidan cuando las agujetas se alejan en el pasado, y compartir un poco sobre lo que está detrás de una foto: de allí la trillada referencia a un iceberg.
Los Objetivos del Año 2024
Desde las primeras semanas de 2024, habíamos planteado con el profe Andrés el objetivo de competir por la victoria total en The Nariño Challenge 2024 (TNC 2024). Aunque sigo siendo un novato en el triatlón, deporte que comencé a practicar por primera vez hace poco más de dos años, no soy nuevo en el deporte competitivo. Desde pequeño competí a nivel nacional e internacional en el tennis, y fue gracias a este deporte que pude completar mis estudios universitarios becado en Estados Unidos. Además de contar un poco más sobre mi trayectoria deportiva, comparto este detalle con fin de exponer, antes de extenderme más, la primera parte sumergida del iceberg: ganar significa cruzar la línea de meta en primer lugar.
A pesar de haber recibido los premios y haber tenido el gusto de pararme en la mitad del podio, la persona que cruzó la meta en primer lugar en TNC 2024 se llama Alejandro Guzmán. Alejandro Espitia cruzó en segundo lugar. Quiero felicitar al “Niño”, no solo por su victoria, sino también por haber demostrado que fue el mejor en carrera, con una diferencia contundente. Registró mejores tiempos que yo en todos los deportes, y al final llevaba tanta ventaja que no podía verlo ni siquiera en las rectas más largas.
Más allá del resultado, tanto él como yo sabíamos desde antes del inicio de carrera que los dos profesionales activos en competencia – Alejandro Guzmán y mi compañero de equipo, Eduardo Londoño – nos estaban dando el privilegio de competir con nosotros como invitados y en igualdad de condiciones, pero no serían elegibles para las ceremonias de premiación, siendo esta una competencia amateur.
Por esta razón, a pesar de estar orgulloso de mi resultado en debut, dejo claro que seguiré trabajando para algún día conseguir el objetivo que estaba plasmado para este año. Dicho objetivo era cruzar la línea de meta de TNC en primer lugar y no desconozco la contradicción con lo escrito unas líneas más arriba.
El Proceso de Preparación
Aunque disfruto mucho de mis temporadas en Colombia, mi trabajo y residencia permanente están en Nueva York. Quienes me conocen bien se burlan con frecuencia de la tendencia casi clínica que tengo de planear las cosas con muchísima anticipación, y TNC 2024 no fue una excepción. Ya desde finales de 2022, en una de mis visitas decembrinas a Bogotá, aproveché la ocasión de un fin de semana en Girardot para robarme la ruta ciclística de TNC del perfil de Strava de uno de los competidores de ese año y así hacer mi propio reconocimiento de la ruta. Desde entonces sabía que esta era una carrera en la que quería participar un día, a pesar de saber que en 2023 no sería posible competir.

Como dato anecdótico, también comparto que mis dos carreras favoritas de triatlón en Colombia, TNC y Ironman 70.3 Cartagena, tienen algo en común que precede mi interés en el triatlón. Ambas competencias ocurren en carreteras que yo mismo ayudé a financiar poco después de comenzar mi carrera como abogado financiero a principios de 2016, cuando hice parte del equipo legal que asesoró a los bancos financiadores de las troncales 4G de Alto Magdalena (TNC) y Costera Cartagena-Barranquilla (IM70.3 CTG). En ese entonces, jamás hubiera imaginado que unos años después recorrería estas mismas carreteras, buscando cortar el viento con la cabeza entre los brazos más que disfrutando de los paisajes, en una bicicleta de crono que no sabía que un día tendría. Ya veremos si mis colegas de Clifford Chance, Milbank, PPU y Goldman Sachs, entre otros, llegan un día a leer esto y recuerdan con la misma claridad las largas noches de junio de 2016 (¡hace ya 8 años!), cuando consumíamos grandes cantidades de cafeína, no para negociar el viento que pega de norte a sur entre Cartagena y Barranquilla, sino la difícil sub-contratación de Rizzani de Eccher para la construcción del Viaducto del Gran Manglar al nororiente de Cartagena. Quizás esto ayude a explicar por qué esta foto, tomada en ese mismo viaducto unos días antes de mi debut en IM70.3 CTG, significa mucho más que un hermoso amanecer: otra parte sumergida del iceberg.
Fue allí donde inició el proceso de preparación para TNC 2024, casi 18 meses antes del día de competencia, porque de ahí se planteó como uno de mis principales objetivos para el año 2023 el conseguir un cupo para TNC 2024. Dicho objetivo se cumplió en los campeonatos mundiales de Ironman 70.3 en agosto de 2023 en Lahti, Finlandia, cuando logré registrar el mejor tiempo entre los colombianos participantes. Y así empezó a tomar forma el objetivo de construir durante muchos meses el estado de forma que permitiera ser competitivo en TNC 2024. Consistente con mi método y personalidad, ya estaba yo casi un año antes de la fecha de carrera haciendo matemáticas con mis días de vacaciones, revisando calendarios de días festivos, ensayando distintas opciones logísticas y, con cierta pena moral, rechazando invitaciones a otras competencias que quería hacer pero que no serían consistentes con una preparación de carrera adecuada.
Una cosa que a veces resulta difícil aceptar para quienes queremos tener un plan para cada detalle, por más lógica que sea, es que las cosas nunca resultan exactamente como nos las imaginamos. Siempre hay que esperar a que la suerte juegue su papel, y que cuando lo haga se puedan sortear los contratiempos y sacar provecho de la buena fortuna. Entre una lesión por estrés en el fémur izquierdo a principios de 2024 y una caída a más de 35 km/h dos semanas antes de TNC, la suerte estuvo de mi lado al haberme permitido llegar pleno físicamente a una competencia para la que había trabajado tan bien. Por otro lado, nuestro gran amigo el cambio climático nos trae veranos cada vez más cálidos y anticipados al hemisferio norte, lo cual este año permitió que mi adaptación al calor de Girardot pudiera comenzar gradualmente durante los entrenamientos de mayo, varias semanas antes de lo previsto. Así pude llegar a Bogotá el 6 de junio, a tiempo para integrarme ese mismo día al campamento de entrenamiento que mi entrenador y compañeros de equipo habían amablemente dispuesto en Girardot para ayudarnos a preparar la carrera de la mejor manera posible.

No pude haber disfrutado más de la camaradería del trabajo en equipo durante ese fin de semana y fue duro ver a todos regresar a Bogotá la mañana del 10 de junio, el lunes festivo en el que terminaría el campamento. Como para mí el lugar de teletrabajo no hacía ninguna diferencia, acepté la sugerencia del profe Andrés de pasar más días entrenando en calor, en vez de regresar a Bogotá, y rotando las horas de entrenamiento diariamente para lograr una buena adaptación a la temperatura sin causar un desgaste extremo. Admito que pedí confirmación más de una vez sobre las ventajas de permanecer en Girardot, no porque dudara del concepto de mi entrenador, sino porque no quería quedarme solo en un hotel que había quedado vacío al terminar el puente festivo. Mucho hubiera preferido regresar a la casa de mis padres en Tenjo, Cundinamarca, y pasar más días con ellos, y con Lucas, ya que vivir en otro país no me permite disfrutar de su compañía todo lo que quisiera.
Si bien quería regresar a Tenjo, la calidez humana de los girardoteños hizo que los días adicionales de adaptación en calor fueran más llevaderos y menos solitarios. Una de esas personas fue Camilo Lesmes, quien amablemente se tomó el tiempo conversar conmigo al terminar su sesión de natación. Aunque sabía de él por su calidad en la natación y porque habíamos competido juntos en Ironman 70.3 Cartagena 2023, me dio mucho gusto conocerlo personalmente y sentirme una vez más bienvenido en Girardot.
La Competencia
Con esta adaptación al clima, a las obligaciones laborales y a la dieta, además de cientos de horas y kilómetros de entrenamiento, llega el brindis de bienvenida y lo primero que escucho de Juan Aristizábal – el organizador de la carrera – es “no estás preparado para el Nariño Challenge”. Aunque Juan aclaró inmediatamente que este slogan de la carrera quería decir que los competidores no estaban preparados para una experiencia tan especial, acepto que torcí los ojos al escucharlo, pensando en lo completa que había sido mi preparación. Sin embargo, poco después me admití a mí mismo que Juan tenía razón. Al final del día, este era mi debut en TNC y todo lo que sabía lo había visto desde la distancia a través de redes sociales y relatos de otros.
El plan de carrera no consistía en esperar milagros ni romper marcas personales, sino en competir de manera metódica y profesional de principio a fin. Las cosas salieron bien en el comienzo. Pude descansar bien la noche anterior, cumplir a cabalidad con mi rutina pre-competencia, contar en detalle los gramos de carbohidratos a ser consumidos durante el desayuno y la carrera, y tuve tiempo suficiente para calentar adecuadamente. Incluso pude darme el lujo de hacer un precalentamiento no programado en bicicleta gracias a que se ajustó a último minuto el requisito de dejar la bicicleta lista en zona de transición la noche anterior.
Otra característica inusual de TNC es que todos los competidores reciben en su kit de bienvenida, el día anterior a la carrera, el traje de triatlón o trisuit que deben utilizar durante la competencia. Cada competidor puede escoger su talla con una tabla de medidas dispuesta por los confeccionadores unos meses antes de la competencia, pero no es posible probarse el traje antes de la competencia (menos viviendo en el exterior) o hacer cambios de último minuto. En mi deseo obstinado de buscar la mejor aerodinámica posible en la bicicleta, he cometido ya varias veces el error de optar por trajes talla S que son excesivamente apretados para mí y que, en algunos casos, me han causado heridas en la piel. A pesar de que consulté con mi entrenador sobre la talla sugerida, ignoré descaradamente su sugerencia de optar por la comodidad y pedir talla M. Eso sin siquiera tomarme un minuto para revisar la tabla de medidas, así fuera solo para confirmar que sería posible cerrar la cremallera del traje. Adicionalmente, una vez recibí el traje la tarde anterior, tuve la literal pereza de probármelo ese mismo día, y así tener tiempo para cortarle cualquier centímetro adicional o solicitar cualquier ajuste. Ni siquiera los mensajes de WhatsApp que llegaron de otros competidores la noche anterior indicando problemas con el encaje fueron capaces de hacerme quitar la ropa y ensayar el uniforme. Estos errores, inaceptables para alguien que se jacta de planear todos los detalles, pudo haber costado muy caro. Pero como ya indicaba, con la suerte de mi lado, me probé el uniforme por primera vez después de desayunar y alistar todas mis cosas, justo antes de salir a la carrera. Si bien el traje me quedó muy apretado, probablemente más apretado de lo que resultaría aceptable para la mayoría de personas, me metí en él y salí a la zona de carrera pensando sin más que la tela soltaría un poco una vez entrara en el agua.
La Natación
La natación comenzó en punto a las 9:15am, sin ningún retraso ni contratiempo. Me habían prometido una piscina caliente y revolcada, después de que cientos de competidores nadaran en las mismas aguas durante las horas previas, pero yo encontré las condiciones de nado perfectas. Conté también con la buena fortuna de compartir el carril 7 con tres nadadores cuyas habilidades en el agua eran similares a las mías: mi compañero de equipo Manuel Torrente, Carlos Hurtado y Edu Acevedo. Una grata sorpresa en la que nunca pensé durante mi preparación fue que una vez sorteados los carriles de natación la noche previa, existe como tradición no escrita que los nadadores acuerden el orden de entrada al agua dependiendo de sus tiempos estimados. Allí no existe ningún beneficio en esconder la pelota o inflar o desinflar las habilidades, ya que cualquier intento de astucia quedaría revelado pocos segundos después del inicio. O te pasan por encima en un par de brazadas o, caso contrario, se perdería tiempo valioso rebasando compañeros de carril justo después de empezar. Así las cosas, ya todos sabíamos desde la noche anterior que Manu era el nadador más hábil entre nosotros, y que él largaría de primero en el grupo. Mi objetivo personal era seguirle el paso el mayor tiempo posible y mantener mi posición de segundo en el grupo hasta completar los 1.900mts reglamentarios. Desde que entramos en el agua sentí buena cadencia y potencia en la brazada y que estaba midiendo bien la distancia del giro. El ritmo de Manu estaba resultando ideal para mi plan de carrera.
A diferencia de otros competidores, no estoy acostumbrado a nadar a ciegas o a contar piscinas, sino a siempre recibir retroalimentación gracias al computador integrado en la pantalla de las gafas Form con las que siempre nado. Fue gracias a esto que seguí el paso de Manu por unos 1.000 o 1.200 mts, sabiendo con certeza que mi ritmo medio (1:32/100mts) y frecuencia cardiaca estaban cerca del tope de mis posibilidades, pero sin una sobre exigencia que podía pagarse cara más adelante. Allí noté que su ritmo empezaba a caer y ya desde hacía un rato había dejado de sentir a Carlos a mis pies en cada intervalo. Sintiéndome bien, apreté un poco para rebasar a Manu y empezar yo a marcar el paso hasta el final. Salí entonces del agua, primero en mi carril, concentrado en hacer una buena transición.
T1
Desde el día anterior a la competencia, el grupo de cambios de mi bicicleta empezó a presentar una falla bastante fastidiosa. Los cambios no operaban hasta que no le quitara completamente la batería SRAM al descarrilador trasero y la volviera a instalar. En la mañana de la competencia pensé que, como no soy Sepp Kuss, si eso ocurría durante la carrera, perdería bastante tiempo ya que tendría que parar, bajarme completamente de la bicicleta, y hacer esa operación al costado de la carretera.

Para evitar esto, salí concentrado del agua para acordarme de reinstalar la batería durante la transición en vez de perder mucho más tiempo después si los cambios no funcionaban. De allí corrí rápido, pero sin tomar el riesgo de un resbalón, de la piscina a la zona de transición.
Cuando yo apenas entraba en zona de transición vi que un contrincante a quien no conocía iba en sentido contrario, ya saliendo con su bicicleta, pero sin el casco puesto. Sin pensarlo le grité que iba sin casco y no pensé más en el asunto. Logré ejecutar, con efectividad, pero sin romper ningún récord de velocidad, todo lo que había practicado para mejorar mis transiciones, incluyendo el dejar las zapatillas encaladas en los pedales y amarradas con cauchos, algo a lo cual le tenía cierta prevención desde que me había metido una enredada monumental en otra carrera.
Ciclismo
También allí inicié concentrado. Dado que el asfalto del primer kilómetro y medio era bastante desigual, seguí las sugerencias de otros de no acoplarme a posición de crono hasta no llegar al PR0, donde iniciaba la autopista, y en dejar mis bidones amarrados con cauchos para evitar que salieran volando en un sobresalto. Teniendo fresco el recuerdo de haber dejado caer dos caramañolas llenas seis meses antes en Ironman 70.3 de Cartagena, sabía que perder la hidratación en las condiciones de calor de Girardot significaría una deshidratación garantizada. Fue solo allí, ya sobre mi bici y esperando a llegar al PR0, que noté que tenía tela extra sacudiéndose con el viento porque me había olvidado de quitarme completamente el swimskin en zona de transición. Lo doblé lo mejor que pude para limitar el efecto paracaídas y decidí no pensar más en el tema.

Nótese la ironía de haber elegido un trisuit extremadamente apretado para buscar mejor aerodinámica en la bicicleta, solo para después arruinarlo todo con la tela del swimskin haciéndome de paracaídas. Si bien siento que la transición se hizo bastante bien, le atribuyo a la instalación de la batería, paso adicional que no había repasado mentalmente ni practicado pre-carrera, el que se me haya olvidado dejar el swimskin, un atuendo muy costoso y de dudosa utilidad, en zona de transición. Al final creo que, de todo este rollo, lo positivo para resaltar es que no haya perdido la concentración o hecho alguna tontería como seguramente si hubiera ocurrido otro día.
De resto no hay mucho que resaltar. Durante los siguientes 88kms me concentré en meter la cabeza entre los brazos, mirar constantemente el potenciómetro, e ir lo más rápido posible, pero en un ritmo relativamente conservador para evitar un choque de calor después. Aunque había nadado bien para mis posibilidades, sabía que al menos diez o doce corredores estarían por delante después de T1. El plan para esta parte de la carrera era simple pero ambicioso: llegar a T2 de 3ro y evitar que ningún otro corredor me alcanzara de atrás y llegara conmigo a T2. ¿Por qué este plan? Sabía que los hermanos Guzmán y Edu Londoño saldrían del agua con una diferencia bastante considerable, y que tenían las condiciones para mantener e incluso aumentar esta diferencia en la bicicleta. Dada la enorme brecha entre ellos y yo en el agua, sabía que sería difícil eliminar por completo la diferencia con Edu Londoño y que no había nada que se pudiera hacer para alcanzar a los hermanos Guzmán en la bici. De atrás sabía que vendrían Edu Acevedo y Felipe Echeverri con el cuchillo entre los dientes dando caza a todos los que pudieran para recuperar el tiempo que de seguro perderían en el agua. Por eso la idea en los 3 retornos del recorrido era revisar como iban progresando las diferencias con ellos, adelante y atrás. Sobre el kilómetro 10 - 15 sobrepasé a #GorditoFit y, sabiendo que él seguramente había salido entre los primeros 5 del agua, le pregunté cual había sido posición en la natación, pero no logré escuchar lo que dijo. A medida que pasaban los kilómetros iba alcanzando a varios otros contendores y finalmente logré alcanzar a Edu Londoño sobre el kilómetro 75, sabiendo que eso me ubicaría en 3ra posición. Esto también ocurrió poco después del último retorno en Nariño, por lo que también sabía con certeza que ya nadie me iba a alcanzar de atrás.
T2
Así entonces llegué a T2, con la confianza de estar exactamente en el lugar en el que esperaba estar, pero sabiendo que los Guzmán estaban bastante lejos adelante. También sabía que un corredor de casco naranja, a quien no conocía, estaba relativamente cerca (aproximadamente a un minuto). En T2 tampoco rompí ningún récord de velocidad. Me tomé mi tiempo y salí a correr esperando encontrar sensaciones aceptables.
Atletismo
Al empezar a correr, las sensaciones estaban lejos de ser aceptables. El atletismo es por mucho mi deporte más fuerte y mi plan para lograr la victoria en TNC descansaba en que pudiera encontrar un buen ritmo de trote desde el principio. Sin embargo, estuve cerca de caer en un escalón justo al pasar T2 cuando mis piernas simplemente no respondieron y sentí que mi estómago se iba a reventar en los primeros kilómetros. Habíamos hablado con el profe Andrés de manejar un ritmo conservador en la primera mitad de la carrera a pie, pero el ritmo al que pude correr los primeros 5 o 6 kilómetros no se sentía tan conservador y apenas llegaba a mi zona usual de Aeróbico Ligero. Tampoco era que mi frecuencia cardiaca estuviera fuera de control. De hecho, se mantenía bastante baja y todos los indicadores apuntaban a que simplemente no me estaba esforzando lo suficiente. Si de algo me siento orgulloso en esta carrera es de haber olvidado los números y escuchar a mi cuerpo, ya que las dos cosas no estaban alineadas ese día. No tengo claro que pudo haber salido mal en mi alimentación para sentirme así de inflado. Había practicado el consumo de carbohidratos, con los mismos productos que utilicé el día de la carrera, y ensayé el uso de sobres de sodio para reemplazar lo que se pierde con el sudor excesivo, pero tendré que seguir evaluando que pudo haber causado semejante nivel de malestar.
Como me sentía corriendo muy despacio, empecé a mirar el reloj constantemente después del km 2 y aunque el ritmo estaba por debajo de lo que tenía planeado, no era tan bajo como lo sentía – más o menos 4:15/km cuando empecé a ver los primeros marcadores. Durante los siguientes kilómetros empecé a ver los promedios caer uno o dos segundos por kilómetro cada vez que miraba el reloj, hasta llegar a los 4:23/km aproximadamente. Sobre el km 5 empecé a divisar a Arturo Guzmán en la distancia y sentí algo de confianza en que, a pesar de que mi ritmo caía, me estaba empezando a acercar al 2do lugar. Poco después de eso empecé a escuchar pasos que se acercaban de atrás con un ritmo claramente más fuerte, y sobre el km 7 pasé de 3ra a 4ta posición. Una vez más, no conocía a quien me alcanzó y dejó atrás rápidamente, y debía estar viendo borroso porque creí haber leído el nombre “Contreras” en su etiqueta de carrera. Mientras se alejaba en la distancia, vi que le dio caza a Arturo rápidamente y que Arturo había acelerado el paso para irse con él.
En esa etapa de la carrera fue donde más tuve dudas porque empecé a verlos distanciarse a ambos nuevamente y no había mucho que pudiera hacer al respecto. Así continuaron las cosas cuando nos aproximábamos al ecuador de la carrera a pie, pero para entonces el dolor de estómago empezaba a hacerse un poco más llevadero. Opté por seguir siendo bastante conservador por puro miedo a explotar más adelante. ¡Todavía faltaban más de 10 kilómetros!
Poco después del punto de retorno, cuando ya mi reloj estaba marcando los 11 o 12 kms, empezaron a pasar varias cosas que me dieron la motivación que necesitaba para apretar el ritmo. Por un lado, volví a ver que me estaba acercando a Arturo lentamente y que a su vez él había soltado y dejado atrás a “Contreras”. También veía que ellos dos estaban parando a meter la cabeza en hielo en todas las estaciones de agua, lo cual me hizo pensar que ninguno de los dos iba muy bien. En paralelo, pasé el punto donde estaba el profe Andrés, quien debió haberme visto demasiado relajado porque solo me dijo que debía meterle más intensidad a la carrera. Aunque mi cuerpo había dicho otra cosa hasta ese momento, su comentario me dio el ímpetu para sentir (al menos mentalmente) que no estaba metiéndole todo el deseo de ganar que debía y que estaba dejando ir la oportunidad de un buen resultado por puro miedo al dolor. Para entonces mi frecuencia cardiaca había caído aún más mientras mi paso medio había subido considerablemente por más que yo no sintiera que había acelerado. Sobre el kilómetro 12 alcancé nuevamente al corredor que iba en 3er lugar y esta vez no tuve duda de que él no se sentía bien. Su paso era desigual, aceleraba y luego se quedaba, y cambiaba su técnica para apretar el paso. Era notorio que estaba dando batalla para seguir en posición de podio pero que iba incómodo con el ritmo. Habiendo recobrado un poco de confianza y lucidez, mantuve un ritmo constante hasta que llegamos a uno de los repechos de las gemelas y allí apreté en subida para dejarlo definitivamente atrás. A esa altura de la carrera, ya negociada toda la altimetría y solo con una recta de 6 interminables kilómetros por delante, me concentré en administrar la diferencia con Arturo para asegurarme de no quedarme sin terreno para alcanzarlo, pero a la vez de no apretar el paso excesivamente y quedarme sin gasolina poco antes de meta. Al final, los recuerdos de aquella vez que colapsé a 3 kms de meta en Ironman 70.3 Mont-Tremblant 2022 aún se repiten en mi mente de vez en cuando. Allí recordé lo dicho por el profe Andrés cuando corríamos con él y con Alejo Pulido en nuestro campamento de entrenamiento, que era muy fácil juzgar mal la distancia entre un competidor y otro en esa recta sin sombra, y su consejo de no apresurarse de manera desmedida para alcanzar a quien está adelante – error que podría salir muy caro.
Finalmente alcancé a Arturo sobre el PR0, unos 4kms antes de meta. A diferencia de “Contreras”, Arturo mantenía un paso y cadencia constantes, y se le veía desde atrás bastante bien. La única señal que daba de no sentirse bien era que nunca miraba hacia atrás, ni siquiera cuando con seguridad estaba escuchando mis pasos acercarse. En mi experiencia, cuando uno no mira hacia atrás en esa situación es porque está dando su mejor esfuerzo y, si ese esfuerzo no es suficiente, no hay mucho que se pueda hacer al respecto. Esta vez sí aceleré considerablemente para pasarlo y ver si había reacción de su parte, pero noté que no había hecho el intento de seguirme. De allí en adelante solo intenté mantener el ritmo más alto que logré en toda la carrera a pie, no porque pensara que había alguna posibilidad de alcanzar al mayor de los Guzmán, a quien no veía adelante ni siquiera en la recta más larga, o porque pensara que alguien podía alcanzarme de atrás, sino simplemente porque ya quería llegar a meta.
Finalmente, se cruzó la meta en segundo lugar. Aunque no cumplí mi objetivo de ganar, mentiría si no admitiera que en esos últimos kilómetros sentí mucha emoción en saber que, a pesar de ser 2do, me pararía en lo más alto del podio en la ceremonia de premiación. También quiero pedirle perdón a un gran competidor a quien me he referido sin nombre en distintos lugares. Resulta que el deportista que iba sin casco en T1, que luego iba con casco naranja en la bici, y con quien tuvimos una bonita batalla en la carrera a pie – “Contreras”, era en todos los casos la misma persona. Por suerte, de ahora en adelante siempre sabré que Andrés Camelo no sólo es un gran tipo sino un gran triatleta. Felicitaciones a él por su resultado y mi mayor respeto por tomar riesgos sin temores para luchar por la victoria. Esta vez no se le dio y terminó 6to pero otro día logrará mantener la intensidad hasta el final.
Conclusiones
Aquí solo puedo agradecer a mis padres y hermana, a mi entrenador y a mis compañeros de equipo. Todos ellos me han acompañado durante todo este proceso desde hace mucho tiempo. También quiero agradecer a la organización por la idea tan original que han tenido con su famoso “mundial del los triatletas colombianos”. Es realmente un concepto muy especial, y espero que lo sigan haciendo por muchos años más. Como decía hace unos días cuando escuchaba críticas sobre la carrera: no hay muchos lugares fuera de Colombia donde triatletas aficionados reciban tanta atención, uniforme de competencia, fotos gratis y un equipo de redes sociales tan dedicado en darles trato de profesionales. Creo que muchos profesionales dirían que ellos mismos no reciben ese trato en otros lugares.
¿Qué se viene? Bueno, seguir trabajando y mejorando. Si bien esta carrera marca el final de un ciclo largo y duro, todavía tengo grandes objetivos para esta temporada y siento que queda mucho trabajo por delante para que pueda competir mano a mano con los mejores de Colombia – personas como Alejandro Guzmán. La buena noticia es que creo que tengo las piernas y dedicación para explotar mucho más potencial, especialmente en la carrera a pie. Tendremos que hacer el trabajo para aprender a correr en triatlón en ritmos que se acerquen más a mis umbrales de carreras a pie. Ahora inicia la preparación a la Media Maratón de Bogotá, y de ahí a los objetivos de la segunda mitad del año. Hasta la próxima, TNC.

Excelente relato! 🏆
2 años de Tri con historial en tennis y se ganó TNC…. Tiene motor de resistencia el muchacho.
De nuevo felicitaciones Alejo! Que valisoso y constructivo que nos compartas todas tus vivencias y la experiencia de carrera. Nos enseñas mucho Saludos.
Miguel Ángel Torres
Disfrute la lectura, súper motivadora !
Felicitaciones crack!
Alejo que buen relato y que alegría que hubiéramos podido compartir en equipo estas últimas semanas, nos vemos en la MMB.
Jairo Bernal
Buenísimo este blog Alejo, que nota leer desde su experiencia lo vivido en carrera, mucho teso saber administrar las fuerzas durante todo el recorrido
Nuevo pasatiempo aparte de triatleta, abogado, tenista... Escritor, que buena narrativa Alejo.
Muy buen relato! Y felicitaciones por la victoria,
Que nota! Felicitaciones!!